Comentábamos en nuestro artículo anterior que el Gobierno Japonés arrojaría al océano Pacífico unas 11.500 toneladas de agua radiactiva. Tras esto se ha desatado la controversia entre los defensores del medio ambiente y, sobre todo, del mundo animal.
Debido al intenso debate sobre la situación de los seres vivos que habitan en el océano y cómo esta agua contaminada afectaría a su subsistencia el ministro de Economía, Comercio e Industria japonés, Banri Kaieda, declaró que no se verterá más agua con residuos radioactivos procedentes de la central nuclear Fukushima Daiichi.
Aunque a corto plazo no es posible conocer los efectos de la contaminación sí se conoce que el abuso de estos residuos en los océanos provoca un calentamiento generalizado de las fuentes de aguas subterráneas. Este calentamiento repercute en los casquetes polares que se van derritiendo. Prácticamente es una de las causas del calentamiento global que poco a poco se va notando en las temperaturas y en los cambios repentinos del clima.
Y no sólo eso. Guardar o verter residuos tan tóxicos y dañinos como la basura radiactiva que ya no necesitamos quizá ya no nos afecte tan directamente, pero sí estamos dañando la integridad de los seres vivos que cohabitan en el océano.
Sabemos que un exceso de radiación puede provocar males irreversibles en el organismo humano pero no nos olvidemos que no somos los únicos que vivimos en este Planeta que estamos destruyendo INTENCIONADAMENTE.